por Edgardo Caramella
Desde hace tiempo dedico este espacio a analizar y exponer opiniones que colaboren en la difícil tarea de liderar personas. En esta oportunidad, lo haré sobre una de las más útiles y poderosas herramientas para lograr creatividad, reflejos rápidos, capacidad de adaptación y mayor productividad con menor esfuerzo: la meditación.
Para empezar, quiero aclarar una confusión que existe sobre esta técnica: el nombre que la designa en Occidente. El término meditar, en cualquier lengua occidental, significa pensar fijamente en algo o reflexionar sobre una idea, pero en realidad, el estado que se busca conquistar requiere inhibir o detener la inestabilidad del pensamiento, ampliando la conciencia y el autoconocimiento. En consecuencia, el nombre usado es exactamente opuesto a lo que se pretende obtener. La denominación original es dhyána, palabra sánscrita que podemos traducir como intuición lineal.
Todos tenemos intuición, pero esta capacidad humana está olvidada, al punto que, si experimentamos un flash de intuición, generalmente no le damos crédito, dejándolo pasar y valorando más lo que surge del análisis mental o lógico.
Desarrollar la intuición es activar la vía más certera y rápida para tomar decisiones inmediatas sin pasar por el proceso del intelecto, más lento e influido por condicionamientos previos o paradigmas, que reducen la verdadera apreciación de los hechos. El científico Linus Pauling, premio Nobel de Química en 1954 y de la Paz en 1962, declaró en una entrevista que en la mayoría de los casos los científicos ya conocen las respuestas por medio de la intuición y que después deben investigar para demostrarlas.
Esta situación está muy bien descripta en la película El hombre que conocía el infinito, que relata la historia verídica del matemático de origen indio Srinivasa Ramanujan, quien rompió barreras y estereotipos socioculturales ingresando como investigador a la prestigiosa Universidad de Cambridge. Era un autodidacta, sin formación académica, que utilizaba únicamente la vía intuicional. Hizo enormes aportes en varios campos de la matemática, muchos de los cuales todavía continúan vigentes.
El ejercicio de meditación comienza con una etapa de concentración profunda que conduce a un estado de saturación de la mente que conduce a la meditación. Con el entrenamiento, ese primer flash de intuición se extenderá a un estado de intuición lineal y conciencia expandida. En ese estado se elevan notablemente la creatividad y la capacidad para tomar decisiones inmediatas, con soluciones innovadoras.
Después de tres décadas de investigar, estudiar, practicar y enseñar a estudiantes, deportistas y directivos de empresas puedo afirmar que esta herramienta, que integra el sistema que utilizo, es efectiva y produce resultados. Los que actúan como líderes logran conocer en profundidad a las personas que conducen, y así generan relaciones más humanas, felices y productivas. Es la llave que permite abrir una verdadera puerta al futuro.
Hasta la próxima.
Fuente: https://www.edgardocaramella.com.ar
Edgardo Caramella
Maestría en Método DeRose
Presidente de la Federación Método DeRose de Buenos Aires
Coordinador del Colegiado Internacional de Federaciones