En la época de 1783 (hace un poco más de 200 años), los hermanos Montgolfier “conquistan el cielo” con su globo aerostático. Un acontecimiento que mantenía atenta a la población francesa. Ese primer vuelo fue solo una demostración de que su idea: conducir el aire caliente (más liviano que el aire atmosférico) por un objeto hecho de papel y tela podría hacer que aquel objeto de eleve.
Pensemos en la potencia de una idea, y de su proceso de concreción.
Los hermanos Montgolfier no eran científicos, eran hijos de un empresario que tenía una compañía que fabricaba papel. Desde su primera demostración en un mercado francés el día 4 de junio de 1783, continuaron trabajando en su idea, y perfeccionándola. Así lograron llegar a Versalles para hacer una presentación ante Luis XVI y María Antonieta, donde el globo se elevó por primera vez con tripulantes animales: un pato, una oveja y un gallo. La meta era hacer que los humanos puedan volar en aquel artefacto. A raíz de esa victoriosa demostración, donde los animales aterrizaron ilesos; los Montgolfier obtuvieron el permiso para el primer vuelo en globo con tripulantes humanos, que se llevaría a cabo en diciembre de ese mismo año.
Hay, por lo menos, tres pilares fundamentales para que una idea “voladora” como esta se concrete: tener la idea fija y obstinada de llegar realizar esa meta; trabajar constantemente, realizando acciones efectivas y concretas, asumiendo el proceso de prueba y error; hacer alianzas estratégicas, llegar a rodearte con las personas indicadas para que tu proyecto crezca y concretes ese anhelo.
Lo primordial siempre será que tus sueños se transformen en un motor que te impulse a ir hacia adelante. Define, sueña, proyecta tal cual quieres que esos anhelos se materialicen y construye el camino efectivo para lograrlo. Recuerda que a pesar de no ser un científico, puedes concretar un globo aerostático.
Escrito por: Natasha Álvarez