Cuando percibimos nuestra vida, ese ángulo desde el cual miramos, está predefinido y asumimos que esa es la verdad de nuestra vida, la única forma, y que simplemente es así…
Pero cuando nos atrevemos a cuestionarla, conseguimos empezar a notar cuáles son las direcciones en las que no hemos visto, y cómo nos hemos enceguecido y estructurado para pensar, sentir y mirar la vida. Cuando digo enceguecido, me refiero a esas ocasiones en las que nos auto-reafirmamos nuestra realidad, mediante la óptica que más nos haga sentido, por ejemplo, con información que avala lo que percibimos, o también a través de vivencias, al observar dichas situaciones… que al fin y al cabo… las observamos pues nuestra mente ya está predispuesta a prestar atención a ello…
¿Eso implica que esa mirada, sentir, pensar, experiencia vivida,… o percepción… no sea verdadera?
Para nada… pero sólo es parte de… así como un grano de arena en la inmensidad de una playa.
Pasamos nuestra vida en su mayoría, sin observar el cuadro completo, lo cual está bien, pues es necesario estar presentes en cada instante, pero es importante cultivar la observación y contemplación que nos lleva a ampliar la mirada y estar en esa constante atención de qué «verdades» y paradigmas nos llevan a actuar, de manera de escoger libremente cada vez más la óptica que queremos utilizar, y ser conscientes de las programaciones que hemos aprendido.
A veces requerirás tomar más distancia, incluso física para percibirlas, pues al estar inmerso cuesta dar cuenta de qué paradigmas nos mueven. Un buen ejemplo, son los paradigmas aprehendidos de nuestra familia, ya que cuando compartes en familia esos condicionamientos se desenvuelven de manera tan natural que ni juzgamos cómo se dan… y al momento de tomar distancia, saliendo de la cotidianidad, esas formas se tornan fácilmente tangibles.
Una herramienta maravillosamente útil para ampliar nuestra consciencia, y comenzar ser más observadores sin perder la atención plena de cada momento, es la Meditación, pues con ella, a medida que se profundiza, las experiencias de vida toman otro tono, pues comenzamos a ser capaces de salir de nuestras estructuras al ampliar el panorama a todo nivel, la mente y las emociones no comandan, y entramos en un espacio amplio y profundo que abarca todo.
Texto por Macarena Salas