La coreografía ya estaba dentro desde el momento en que entré en la sala del DeRose Method.
En las primeras clases prácticas, recibes una avalancha de nuevas informaciones. Son tantas cosas para asimilar que todos los detalles se pasan por alto. Pero después de un cierto tiempo de clases, puedes notar: todas las posiciones están interconectadas. Es como si existiera un hilo de conexión en el cual un ásana* llama a otro, y a otro, y así sucesivamente.
Y esto no es casualidad.
En realidad, dentro del SwáSthya Yôga – el Yôga sistematizado por el Profesor DeRose, que utilizamos como base del acervo técnico de nuestra metodología – la tercera característica es ésta:
«El rescate del concepto arcaico de secuencias de técnicas encadenadas sin repetición» (DeRose, Tratado de Yôga, p. 26).
En pocas palabras: coreografía.
Ha existido desde los inicios del Yôga, siendo el súrya namaskára uno de los vestigios más antiguos y conocidos de coreografía existentes en el mundo.
Ha existido desde el momento en que comenzamos nuestro viaje como practicantes de esta modalidad filosófica.
En un comienzo, es un súper estímulo emocionante: conectar posiciones de una forma fluida y creativa no es tarea sencilla… aquellos a los que les gustan los desafíos, de técnicas corporales o simplemente quieren explorar una nueva forma de expresión corporal, encontrarán en ella un camino.
Pero la coreografía nos invita cada vez más a vivenciarla en muchos otros ámbitos de nuestra vida.
Cuando nos proponemos a crear una secuencia coreográfica, primero tenemos que estudiar o al menos elegir las técnicas que vamos a utilizar. Después, se requiere creatividad para unir una a otra, sin repetición, de forma fluida.
Teniendo una secuencia, podemos pulirla, hacerla cada vez más estética y cautivante, para que si un día surge la voluntad de presentarla, ella transfiera a las personas que nos observan, un sentimiento de fuerza, energía, poder, y vibre en sus corazones para que vengan a hacer lo mismo con nosotros.
¿Ya logras ver las habilidades que se trabajan con la coreografía?
Estudio. Creatividad. Perfeccionamiento. Atención a los detalles. Exposición. Valentía. Destreza corporal. Expresividad.
Y tantas, tantas otras cosas… Puedes estar seguro de que cada persona que elige experimentar la coreografía, ya sea viéndola o interpretándola, ya sea alumno, instructor o demostrador de la coreografía del DeRose Method; cada uno de ellos te dirá cómo la coreografía les ha estimulado a ser mejores personas: más auténticas, responsables, leves, divertidas, cuidadosas.
La coreografía es una herramienta de transformación tan poderosa que, cultivada con cariño y constancia, puede llevarte a niveles inesperados.
Espero que este artículo te haya animado de alguna manera a conocer nuestra metodología a través del lente de las demostraciones coreográficas.
Un abrazo!
*ásana es el término sánscrito utilizado para referirse a las posturas corporales firmes, cómodas y estéticas
Texto por Nicole Sganzela