Hablemos de disciplina….
En general, nunca me encontré una persona disciplinada… al menos desde la forma en la cual comúnmente la entendemos en tanto la sociedad y cultura en la que nos formamos.
Y creo en verdad que es un concepto con el cual no quería relacionarme, pues me generaba una sensación de tensión total, algo demasiado esquematizado, demasiado estructurado, y que como tal percibía que me perdería en ello de la naturalidad de la vida, de la libertad de moverme con el viento, y seguir mis tiempos y procesos.
Pero eso era desde el significante de rigidez e imposición, un juicio total que teñía la idea y acción como algo que pesaba, que desconectaba y disociaba.
Ahora, si lo pienso a lo largo del tiempo, para alcanzar nuestros sueños y metas, se requiere de la acción constante, de sostener y moverse para alcanzarlo.
No fue sino este año cuando mi gran amigo @juanceledon, me prestó un gran libro de @martínventola «Disciplina para humanos», y leí la frase: » Si sentís que seguir las reglas vulnera tu libertad, estás confundiendo disciplina con obediencia.[…]Todo viene con sus reglas. Cualquier deporte, arte o, en otro significado de la misma palabra, disciplina». , y luego hace una diferencia «Disciplina para robots» y «Disciplina para humanos»; donde para los robots no existen grises, pero en la disciplina para humanos donde existe un sistema que permite y prohíbe, y cuenta con muchísimas posibilidades al incorporar sugerencias y recomendaciones, una diversidad que incorpora la diversidad de lo humano. La disciplina tiene la forma de quien la realiza.
Y es ahí cuando por fin, se destrabó un gran paradigma, que además, impactaba enormemente en mi autopercepción. Me decía constantemente «ey maca, tienes que mejorar tu disciplina, tienes que ser más disciplinada, si no, no alcanzaremos nuestros objetivos» y entraba en un tremendo loop de autoexigencia, donde nunca lograba dar con esa idea de disciplina, por tanto…. Consideraba que la forma en la que hacía las cosas era incorrecta, y que por eso «todo se volvía difícil» o me costaba más alcanzar objetivos….. Nada más alejado de la realidad… era el simple hecho de un paradigma tan asentado, que me llevaba a cultivar emociones que dispersaban.
En ese momento… leyendo ese libro, fue que muchas ideas cayeron y tomaron nuevas formas… y haciendo memoria… me percaté que la verdad siempre he tenido disciplina y un orden que me ha permitido alcanzar mis objetivos… y ahí me recordé de muchas veces escuchar a mis amig@s decir que soy una persona muy organizada, estructurada, y demases…. Paf…. caía un gran velo…
Disciplina y libertad van totalmente de la mano. Fue en ese instante que logré comprender e integrar esa idea que escuchaba en las clases del Profesor DeRose. Cuando la libertad está a la base, la disciplina se destraba, surge con naturalidad y se afianza.
La cuestión es …. ¿qué estás escogiendo y decidiendo desde tu libertad?
Texto por Macarena Salas