Muchas veces me pillo envuelta en una compulsión, que se disfraza de una falsa autosuperación y búsqueda de mejor versión. Cuando estamos en ese camino, de desarrollo personal y de construcción de nuestra mejor versión, podemos caer en diferentes loops de auto-boicot… loops que se desencadenan en compulsiones comportamentales, donde la autosuperación no se trabaja desde lo sensorial y formas desrepresoras.
Uno de ellos, es cuando se cae en una exigencia tal que nos carcome, por un Ego mal educado, que toma control y desea satisfacer sus necesidades.
Aquí el ser consciente del loop no basta. Si no que requiere de autoobservación, y de comprender qué emoción es la que estamos alimentando, para que el Ego no se sienta en peligro. Es ahí donde radican las emociones más profundas que todos habitamos de vez en tanto… en este caso, el miedo.
Nuestro Ego tiene miedo de ser destruido, y la autoexigencia entra y toma control para preservar esa imagen del Ego, pues a una mínima falla, este ve en peligro su integridad.
Pero ¿Qué hacemos ante esto? ¿Basta sólo con darnos cuenta? ¿Cómo podemos tomar acción? ¿Cómo podemos transitar hacia ese cambio?
Necesitamos educar nuestro Ego, y que nuestra Consciencia sea quien decide. Redirigiendo el control que había tomado lugar en las emociones, y que desencadenaban loops de condicionamientos que no nos hacen bien.
Cada uno de nuestros comportamientos y tendencias de acción, se dan por los sentimientos y emociones frecuentes que sentimos, y que desencadenan un comportamiento determinado. Cuando son propulsados por emociones bajas o las «llamadas emociones negativas», generan comportamientos defensivos.
Así, la autoexigencia, viene a ser un comportamiento defensivo ante lo que es el miedo de autodestrucción del Ego, de la imagen de sí mismo; una imagen que busca alimentar la perfección, y que controla constantemente todo a su paso para protegerse y no destruirse. Un simple error, enciende el miedo a la destrucción del Ego.
Para lograr hacer un cambio en este tipo de comportamiento, hay que trabajarlo desde una emoción totalmente opuesta al miedo del cual se alimenta el Ego; para que de este modo, se pueda trabajar desde la base, este comportamiento autoexigente.
La Autoexigencia, ya sea que esté basada en el miedo de destrucción de la propia imagen, o al miedo al rechazo, puede modificarse integrando lo que es la aceptación y la auto-compasión, para así incorporar el sentimiento de ser suficiente.
Claramente, hay un factor material relativo a la acción, y es que la autoexigencia lleva a siempre realizar muchas cosas para sentir que se tomó acción de lo «exigido/debido», y que por lo general, termina siendo en que se toma acción a tal punto, de pasar a llevar el bienestar propio en pro de «cumplir».
Por tanto, al hablar de suficiencia, me refiero a la autovaloración. Y es ahí, que cuando aparece esta compulsión de autoexigencia en el diálogo interno, hay que tomar un pausa, para reconocer y cambiar el comportamiento:
– Primero, hay que tener claridad de cuáles son las responsabilidades reales vs las responsabilidades de la autoexigencia.
– Segundo, al tener claridad de las responsabilidades reales, hay que tomar cuenta de tus necesidades, como lo es el descanso y los tiempos de autocuidado
– Tercero, pasar de un diálogo interno de autoexigencia hacia uno de autovaloración.
Al final, es el diálogo interno el que va asentando y cristalizando cada uno de nuestros comportamientos.
Si bien, es relevante comprender de dónde vienen nuestros comportamientos, más importante es focalizarnos en el presente, y tomar consciencia de que basta simplemente con tomar acción hoy por ese cambio que queremos.
El único esfuerzo que requerimos, es tomar la decisión de hacer consciente ese diálogo interno y dirigirlo hacia uno más constructivo en la dirección a cómo queremos vivir y sentir.
Texto por Macarena Salas