Esfuérzate, pero sin forzar.

Soy de esas personas que siempre intentan ir más allá, que aceptan desafíos con entusiasmo y que creen que siempre hay una solución. ¿Es optimismo o terquedad? Quizás ambas. Pero la realidad es que, a veces, simplemente no se puede.

Esto no es algo que solo me ocurra a mí. Vivimos en un mundo de excesos: demasiados estímulos, distracciones, desafíos y demandas impuestas por la vida misma.

Esto se refleja en el aumento de casos de burnout, un término que se ha globalizado para describir el resultado de un estilo de vida insostenible.

Claro, a veces la sensación de estar exhaustos surge por falta de disciplina, una mala gestión del tiempo o por caer en las distracciones cotidianas. Pero no siempre es así. Muchas veces, en nuestro afán por ser la mejor versión de nosotros mismos, ignoramos las señales que nuestro cuerpo nos envía. Este cuerpo, que ha evolucionado durante miles de años, nos da indicios claros (a veces no muy sutiles) de que es hora de parar, de frenar el ritmo de vida por un momento…

En un momento en el que hablamos de autodisciplina y perseverancia, esta reflexión no es un contrapunto, sino un refuerzo: escuchar y respetar nuestro cuerpo es un acto profundo de disciplina, enfoque y autoconocimiento.

Hay momentos en los que la verdadera perseverancia consiste en priorizar el descanso, la introspección y la recuperación. En lugar de ver la pausa como una pérdida de tiempo, te invito a considerarla como una inversión estratégica en nuestra capacidad futura para lograr nuestras metas.

Sin energía, no hay progreso, no hay cambio, no hay evolución.

¿Listo para profundizar en tu autoconocimiento? ¡Te esperamos!  

En DeRose Method Chile te enseñamos como.

Un abrazo,
Juan