(y cómo usarla a tu favor)
Todo está conformado por energía: el movimiento de los planetas, el sol, la naturaleza y, por lo tanto, cada una de tus células, las sinapsis de tu cerebro que te permiten pensar y todos y cada uno de los procesos biológicos de tu cuerpo. Incluso existen energías más sutiles, como la energía de las emociones y pensamientos.
Uno de los desafíos más importantes de la humanidad ha sido desarrollar la capacidad de administrar esa energía, expandirla, dirigirla y utilizarla a nuestro favor.
Hace más de 5.000 años, el Yôga surgió como la propuesta más eficiente para trabajar nuestra propia energía, desde la capacidad física, la fuerza, la disposición y la voluntad, hasta la mencionada energía emocional y mental.
En el Yôga se enseña a captar energía por medio de ejercicios respiratorios, conocidos en sánscrito como pránáyámas, y a utilizar posiciones para dirigir la energía eléctrica del sistema neurológico, transmutar y canalizar la energía sexual, y enfocar todo ese caudal de potencia hacia un solo punto: la práctica de la meditación.
Todo lo anterior tiene un propósito claro: tener más energía, conquistar más cosas, fortalecer el cuerpo, embellecerlo y mantenerlo saludable, así como lograr una claridad mental que te permita descubrir tu propósito de vida… y mucho más.
El Yôga NO es fitness ni lo que te enseñan en los gimnasios. Es una filosofía de transmutación de energía para alcanzar estados expandidos de consciencia, es el apaciguamiento de las ondas mentales para acceder a lo mejor del ser humano.
¡Si quieres aprender cómo hacerlo, ¡Inscríbete en DeRose Method Chile!